Por Pablo Menéndez.- Si hay cuestiones complejas como ser humano es la soledad, sin embargo en algún momento de nuestras vidas, tendremos períodos de estar solo, que no es lo mismo que la soledad. Estar solo, ante los ojos de una gran parte de nuestra sociedad, tiene hasta una mirada de lástima, cuando en muchos casos, algunos que están acompañados convive con una soledad, que por no soltar, no arriesgar, prefiere una compañía casi invisible antes de estar solo.
Nadie dice que estar solo es fácil, como tampoco lo es convivir con alguien que ya prácticamente no tiene nada en común, solo algunas temas materiales, y en algunos casos hijos, es hasta cómodo seguir en esa situación, pero como toda comodidad un día nos empieza a molestar, a no sentirnos bien, a darnos cuenta que hay un vacío, y no sabemos bien de que se trata, hasta que un día nos damos cuenta que ese vacío no es otro que nuestra soledad se apropio de nuestro interior, que nos miramos hacia dentro, y nuestra angustia se apodero de nuestro caminar en la vida, ahí justo ahí es cuando la decisión es dura, pero saludable, ya todo se termino, es tiempo de dejar ir, y volver a empezar, y no va ser nada fácil, sin embargo como toda medida drástica hay que dejarla que fluya, tomarnos nuestro tiempo, y de ponerse en mente nuevos proyectos, nuevos desafíos. No hay que temer estar solo, lo que hay que temer es no haber arriesgado nunca, y quedarnos en la comodidad, la vida es esta, y vale la pena vivirla cuando hay desafíos, proyectos, y motivaciones, sino solo miraremos como nuestra vida se escurre de nuestras manos como un puñado de arena.
“Para saber de amor, para aprenderle, haber estado solo es necesario.”
