Por Pablo Menéndez-. La historia del peronismo, en líneas generales, siempre esta signada por las idas y vueltas de sus dirigentes, si uno se pone a revisar qué pasó con el Justicialismo, desde el fallecimiento de su fundador, encontraremos claroscuros, que es interesante observar, y analizar.
Luego del golpe cívico-militar de 1976, y con la apertura democrática, el justicialismo se agrupo, y sin ningún tipo de autocrítica de lo que había sucedido, y con una conducción caótica, se presentó en las elecciones de 1983, y como era de esperar, perdería su primera elección en manos del radicalismo.
Pasadas esas elecciones, el justicialismo siguió caminando en la cornisa, donde no se lograba ordenar una conducción creíble a los ojos de todos los ciudadanos, y por esta cuestión planteada, se llega a 1985, donde el peronismo se presenta, por primera vez dividido, en una elección general.
Cafiero encarno un sector que se denominaría Frente Renovador Justicialista, haciendo un frente con la Democracia Cristiana, que encabezaba Carlos Auyero, y por el otro sector ortodoxo, aparecía la figura de Herminio Iglesias. En esas elecciones legislativas – pese al triunfo radical – Cafiero, Grosso, Menem, y De la Sota, se convierten en los referentes del Justicialismo, con una conducción colegiada para normalizar el partido.
En 1987 las elecciones para elegir gobernadores, el justicialismo, bajo esta conducción, logran un triunfo en la mayoría de las provincias, incluida Buenos Aires, de la mano de A. Cafiero, como consecuencia de esta elección, dejo dos figuras relevantes, Cafiero y Menem. Y es ahí cuando el justicialismo, en una elección interna ejemplar, elige a Carlos Menem, como su candidato para las elecciones presidenciales de 1989.
Desde 1989 hasta el 2001, pese a que algunos dirigentes del justicialismo criticaban a las políticas aplicadas por parte del menemismo, la conducción del peronismo estaba ordenada, hasta que llegara la hecatombe de 2001, donde todos los partidos políticos entraron en un tobogán, el justicialismo logro frenar esa bajada, con una estrategia electoral donde en el 2003, se presentaron tres candidatos, Menem, Kirchner, y R. Saá.
Ya con la llegada de Kirchner al gobierno, y como parte de su estrategia, deja al justicialismo en un impasse, donde su prioridad no era, justamente, que se ordenara internamente, y todo lo dejaba al elector, que decidiría con su voto, el resultado fue positivo, desde la elección de 2005, hasta la del 2011.
Pero desde el 2011 hasta hoy, debo decir que ya el justicialismo debe ordenar su conducción, ya que no alcanzó con la normalización del partido, y hoy se ve ante los ojos de todos, a un peronismo complicado por su lugar en el mapa político.
La madurez política de los distintos dirigentes tendrían que empezar a verse, , Massa, Urtubey, o Randazzo, todos se identifican con el peronismo, son los que deberían tener la capacidad de conducción para ordenar el camino hacia el 2017.
Hay un desafío interesante demostrar a la sociedad que el justicialismo aprehendió de los errores del pasado, ya que para el firmante, hoy el justicialismo parece un adolescente que tiene sueños, rebeldía, pero no sabe para dónde ir, y esto en una persona , es algo lógico con el crecimiento, pero en un partido que ya lleva 61 años, que todavía no puedan resolver sus cuestiones internas, no es lógico, y ni habla bien de todos los dirigentes.
