“Carnero doble lata” es un fragmento de conversación registrado el 11 de julio de 2006 y publicado con ese título en 2011, en mi libro “Entre pueblo y campo: Historias de Vida en una comunidad rural del sudeste bonaerense”, tomo 2. Participan en la misma Don José Forte (Estación Atilio Pesagno, Chascomús, 1933) y Don Antonio González (Los Cuatro Montes, Dionisia, 1916).
- FORTE: Yo me crie en una estancia [en la zona de Castelli, provincia de Buenos Aires] donde había veinticuatro mil ovejas.
- BRITTEZ: ¡Veinticuatro mil! ¿Cómo era el nombre de la estancia?
JF: “San Narciso”, de Ochoa. Para la esquila tenía las máquinas instaladas, la esquiladora fija. Había en la estancia como diez puesteros, y cada puestero llevaba su majada para esquilar. Los puesteros cuidaban tres mil […]. Vamos a suponer: hoy termina la majada de Fernando, mañana tiene que ir arribando la de Albino [Ituarte], y así.
- GONZÁLEZ: Y, estaba la “chapita”.
JF: Sí, la chapita, la “lata”.
AG: La lata.
JF: El encargado le tocaba así, le daba la lata y le hacía así…
AG: Le golpeaba la espalda [para avisarle].
JF: Sí. Largaba la oveja el esquilador y el encargado de repartir la lata [la tiraba adentro] de un tarrito […]. “La máquina no para”. […] Después, al final de la jornada, contás: tantas latas, tantas ovejas; y el carnero doble chapa: ¡dos latas el carnero!
Foto: “chapas (o latas) de esquila” de la Estancia Infierno, fabricadas de manera artesanal en el siglo XIX. Esta estancia ubicada sobre la margen derecha del arroyo Las Brusquitas data de la segunda mitad del siglo XIX y perteneció originalmente a la familia Otamendi. Estos elementos forman parte del acervo del Museo de la Vida Rural de General Alvarado (Colección Labiano).
Fuente: El Otamendino, N°746, 19/10/16
