Hoy es un día triste. Pasamos una semana de incertidumbre. Revivir la incertidumbre….El papa de Micaela me decía, después de confirmar la muerte, que estaba en paz. Que haber encontrado el cuerpo le daba paz.
Hoy nos invade la impotencia. Otra vez la injusticia de la justicia. Otra vez el machismo de la justicia. Otra vez la certeza que está muerte se hubiera podido evitar.
Hoy sentimos que Micaela somos todas. Porque Micaela podía ser nuestra hija. Podía ser cualquiera de nosotras. Micaela era nuestra compañera. Micaela militaba con nosotras. Luchaba irreverente, alegre por la justicia social, por los derechos de las mujeres. Por la vida.
Hoy el reclamo por Micaela nos integró, en la espera, a quienes pensábamos como Micaela y a quienes pensaban diferente. Una vecina de Gualeguay decía que ella siempre había pensado diferente, pero que a partir de hoy Micaela iba a ser una bandera y sus ideales un ejemplo.
Hoy tenemos un compromiso y una responsabilidad. Seguramente es el de siempre, pero tenemos la necesidad de reafirmarlo, de re confirmar nuestras convicciones, nuestras certezas; de interpelar nuestras propias debilidades, de fortalecer nuestro compañerismo, nuestra solidaridad.
Hoy Micela recogemos tu nombre y tu sonrisa y los llevamos como bandera…
