El 16 de mayo la Provincia de Entre Ríos homenajea a los viajeros del Pampa al conmemorarse los 125 años de la llegada de este contingente al país. Vale recordar que, previo a este suceso, los «Pampistas» fueron hospedados en el Hotel Boulevard Atlántico de Mar del Sud por un período de tres meses convirtiéndose en los primeros huéspedes del hotel. El arquitecto Pablo Grigera junto con Graciela Rotman vienen trabajando desde hace mucho estos temas y están «agradecidos a la Provincia de Entre Ríos que se haya hecho eco de esta celebración», señalaron.
El otro hotel de los inmigrantes. Hace 125 años, un grupo de judíos de Europa del Este llegó a Buenos Aires en el vapor Pampa y pasó una temporada en Mar del Sud. Un viaje y una estada para recordar.
Para Alicia Steimberg, escritora reconocida, su abuela Carlota, que emigró a los 11 años desde Ucrania, «conocía el secreto de la vida eterna». Esto cuenta en su ópera prima, Músicos y relojeros, donde habla de la niñez de una chica judía en la Argentina de la década de 1940. Su abuelo paterno, Rafael Steimberg, viajó a fines de 1891 en el vapor Pampa, perteneciente a la compañía francesa Chargeurs Reunis. La historia de los pampistas la atrapó desde que tuvo edad para comprenderla.
¿A quién no? 818 pampistas o estambulenses, inmigrantes judíos provenientes de Europa del Este que huían de las discriminaciones, las persecuciones y hasta los progroms surgidos en Rusia a partir del asesinato del zar Alejandro II en 1881, llegaron en aquel vapor.
El Pampa fue subvencionado por el célebre banquero judío alemán Barón Mauricio Hirsch, también llamado el Moisés de las Américas por su intención de generar una emigración en masa de los territorios hostiles a los judíos.
Según cuenta el arquitecto Pablo Grigera en su libro inédito Mar del Sud y el Hotel Boulevard Atlántico: «(…) El barón Mauricio Hirsch funda el 24 de agosto de 1891 la Jewish Colonization Association para asistir y promover la emigración de los judíos de todas partes de Europa y Asia, con un capital de 50 millones de francos oro depositados en el Banco Rothschild de Londres».
Grigera también describe al Pampa: «(…) Cubría el servicio de pasajeros de Buenos Aires hasta Le Havre y Dunquerque, pasando por Tenerife, y desde Europa uniendo Le Havre, Burdeos y escalas para arribar finalmente a Buenos Aires. El viaje costaba 180 pesos en primera clase y 32 en tercera y en el entrepuente. Su capitán era el comandante Fontaine y la tripulación era de 48 personas», según se señala en una nota que reflejó
el diario La Nación en el año 2012. Los pampistas llegaron a Buenos Aires el 15 de diciembre de 1891. O el 30 de diciembre. No se sabe a ciencia cierta. Como sus tierras en Entre Ríos no estaban listas, y paralelamente surgieron problemas en las colonias ya existentes (Carlos Casares y Moisés Ville), la solución transitoria del representante del barón, Wilhelm Loewenthal, fue enviarlos a Mar del Sud. Así, a principios de enero de 1892 los pampistas fueron llevados en carros a la estación Constitución del Ferrocarril Sud, desde donde partirían con destino a Mar del Plata para, luego de pernoctar en los mismos vagones, iniciar la última etapa del viaje en 60 carretas hacia Mar del Sud.
Existen tres libros que abordan el tema de la llegada de los pampistas: Tierra soñada, Episodios de la colonización agraria judía en la Argentina. 1889-1959, de José Liebermann (Luis Lasserre, 1959); Recuerdos de un militante socialista, de Enrique Dickmann (Editorial Claridad, 1949); e Historia de los pampistas de Lázaro Schallman (Congreso Judío Latinoamericano, 1969).