En 1892 los salesianos organizaron su propio “zoológico humano” en Génova, en la conmemoración del IV centenario del “descubrimiento” de América por Cristobal Colón.
El cura José María Beauvoir nos cuenta cómo “convenció” a un grupo de Kawésqar para que embarcaran voluntariamente hacia Europa: “Mañana yo montar goleta más grande que canoa, andar como el viento, sin trabajo, sentado, comiendo y durmiendo; correr lindo, lindo hasta Punta Arenas; después montar otra canoa más grande llamada vapor que corre puff, puff, puff. Pasear lejos, lejos, lejos y más tarde volver, ¿quién quiere venir con Padre José? – Unos cincuenta levantaron la mano, yo, yo, yo, alegre y enfáticamente contestaron. Embarqué una familia con un hombre y una mujer de unos 25 a 30 años y dos criaturas, un niñito de 5 años y una niña de pocos meses. A estos individuos añadí otros dos niños, un ona de 6 o 7 años que ya había estado en París y un alakaluf de 8 a 9 años. Nada de miedo, ninguna resistencia. Bien visible es la mano de la providencia que nos animaba y nos guiaba”.
Los salesianos todavía incluirían a tres Mapuche de Río Negro (en la foto), todos los cuales fueron expuestos a la curiosidad de los visitantes, con un decorado de cañas y ramas que pretendía reproducir su aldea salvaje. No sabemos el destino final de las nueve personas pero al menos dos de ellas, una mujer y un bebé, no regresarán jamás a su tierra. (Fuente Menéndez, rey de la Patagonia)
