La conducción del proceso de la pandemia -hasta acá- esta obtenido resultados satisfactorios. Sin embargo, se hace imprescindible pensar en la pospandemia y cuales son los desafíos que se vendrán.
La cuarentena ya flexibilizada en casi el 85% del país, nos exige a todos los actores sociales a diagramar y pensar la pospandemia. Con aportes que la imaginación debe estar, más que nunca, al servicio de toda la sociedad. No estoy diciendo en estas líneas el qué hacer, sino el cómo acercarnos a paliar los problemas y encarar la pospandemia. Y estas soluciones no puede ser de una persona, o sólo de un sector, al contrario para pensar cuales serán los lineamientos de lo que viene,se va a necesitar de muchos, creer que uno solo o pocos son los que tienen las herramientas para el futuro cercano bordearía la soberbia.
Por eso esta editorial, es un disparador de cuales son los desafíos que tendremos, luego que pase la pandemia. Hay tres sectores que son prioritarios para poder avanzar: Economía, Trabajo y lo Social.
Las tres patas están interconectadas entre ellas, es prioritario que así sea, porque separadas no serían efectivas, todo lo contrario provocaría más desosiego.
Cuando hablo de estos tres vectores, lo imagino sobre la base de una dinamización de la economía sobre los pilares de un programa de la reactivación de la microobra pública. A que hago referencia, es la pequeña obra pública la que va a generar la mano de obra local. Todos sabemos que las grandes obras son siempre manejadas por Empresas Constructoras, en general que no son de los lugares que ganan la licitación, y el consumo en los comercios locales no es gravitante, y mucho menos el empleo de mano de obra local. En cambio las pequeñas obras públicas se puede apostar a cooperativas o medianas empresas del lugar, que trabajan, y consumen en las localidades que estan afincados, no sólo ellos sino también su entorno.
Esas pequeñas obras públicas por ejemplo cordones cunetas, un diagrama sobre terrenos fiscales en donde se pueda proyectar viviendas sociales con un previo estudio de urbanización (servicios, espacios verdes, etc), con un esquema de este tipo de viviendas se atacaría dos problemas, el trabajo y cubrir la falencia habitacional.
Por eso cuando hago referencia de las tres sectores interconectados, en el ejemplo de la construcción de viviendas sociales simplifica mi observación de lo que viene. Porque esta presente el trabajo, la economía, y lo social. Ahora bien, también pienso que este tipo de viviendas deben ser la generadora de compromiso social en sus entregas, con un nivel de encuestas bien desarrollada y con un contrato social donde enmarcan contraprestación de los beneficiarios.
El estado, en todos sus niveles, va tener un lugar central, en la diversificación de acciones que será el punto central para lograr llegar a la pospandemia con objetivos claros, y con un nuevo mandato social que será proteger más a “los ciudadanos”.
La tecnología dejo de ser sutil para ser vital, terminará siendo una cuestión de Estado, en dónde ninguna empresa grande o chica podrá realinearse sin asistencia por temas económicos o por regulación. Claramente, dicha tendencia es poco probable que se invierta y por lo tanto, más temprano que tarde generaría un nuevo debate sobre el derecho de las personas, la privacidad, y el nuevo rol que tendría el Estado.
El Covid-19 llegó para cambiarlo todo. Es hora de pensar en la pospandemia y entender que la “nueva” normalidad ya esta en nuestras vidas. Es tiempo de proyectar y trabajar.