El 5 de septiembre de 1975, hace exactamente 50 años, el Luna Park fue escenario de una de las noches más recordadas de la historia del rock nacional. Ese día, Charly García y Nito Mestre decidieron poner punto final a Sui Generis, el dúo que marcó a toda una generación con canciones que se convirtieron en himnos de una juventud que buscaba identidad y refugio en la música.
Fueron dos recitales cargados de emoción, despedida y mística. El público, que colmó el estadio, acompañó con lágrimas, aplausos y cantos cada una de las canciones que ya estaban grabadas en la memoria colectiva. Entre ellas, resonaron aquellas que se transformaron en símbolos de época: letras sensibles, directas, con la frescura de dos jóvenes que supieron poner en palabras las esperanzas y angustias de miles.
La despedida no fue un hecho menor: ocurrió en un momento político y social convulsionado en la Argentina, a meses del golpe de 1976. La voz de Sui Generis se apagaba como dúo, pero quedaba encendida la llama de un movimiento cultural que seguiría expandiéndose.
Medio siglo después, aquellas dos funciones en el Luna Park siguen siendo un hito, no solo por la magnitud del recital, sino por lo que significaron para la historia de la música argentina. “Hubo un tiempo que fue hermoso”, cantaban. Y esa frase quedó como un legado imborrable para varias generaciones.
