La política local nos regala capítulos que parecen escritos con pluma filosa y tiempos acelerados. El reciente posteo de Nicolás Martínez de Vedia, referente de La Libertad Avanza, marcó un límite claro: no avalarán la asunción de Adriana Parodi como consejera escolar ante su imputación judicial y un eventual procesamiento.
El dato no es menor: Parodi, que logró renovar su lugar en el Consejo Escolar, responde directamente al concejal del PRO Joaquín Sánchez Charro. Y aquí se enciende la alarma. Porque si algo anticipamos en la editorial del último sábado es que la alianza LLA–PRO, de mínima, tendría que ordenar sus piezas antes de empezar a jugar en serio en el Concejo Deliberante. Pues bien: ni arrancó formalmente y ya muestra grietas.
A este cuadro se suma la postura de la concejal Viviana Farías, que ya no quedó en el terreno del rumor: desde sus redes pidió la renuncia de los tres consejeros escolares imputados. No sorprende que lo haga con los que responden al oficialismo, pero sí genera ruido que lo extienda a Adriana Parodi, que pertenece al PRO. Más aún si se tiene en cuenta que la propia Farías también se reconoce como parte de ese espacio.
Aquí también aparece una contradicción difícil de pasar por alto: LLA expone de inmediato lo sucedido con la consejera escolar, pero hizo vista gorda en otros casos mucho más graves. El ejemplo más cercano es el escándalo de la financiera LIBRA o, peor aún, las denuncias por presuntas coimas que salpican a Karina Milei. ¿No se enteraron de esos casos o la vara cambia según la conveniencia?
Lo que sí queda confirmado es que Martínez de Vedia y su espacio no reconocen como parte de su armado a Parodi. Y esto recién comienza. Porque más allá de los comunicados, las alianzas se sostienen con confianza, y en ese terreno, hoy lo que sobra es ruido.