La designación de San Andrés como patrono de nuestra ciudad está directamente ligada a los orígenes fundacionales de Miramar. La parroquia local, uno de los primeros pilares institucionales de la comunidad naciente, fue bautizada como “San Andrés” en homenaje a Andrés de la Plaza, padre del fundador de Miramar, Fortunato de la Plaza.
Ese gesto, pensado inicialmente como un reconocimiento familiar, terminó marcando profundamente la identidad religiosa y cultural de la ciudad. Con el tiempo, el nombre del templo trascendió sus paredes y el santo comenzó a ser adoptado por los vecinos como una figura protectora, símbolo de unidad y tradición.
La elección, entonces, no fue fruto de un acto formal aislado, sino la consecuencia natural de una historia compartida: el santo tomó su lugar como patrono porque su nombre ya estaba arraigado en el corazón espiritual de la comunidad. Así, San Andrés se convirtió en un emblema que acompaña desde siempre el crecimiento de Miramar.
