A los 92 años, había nacido en Montevideo, Uruguay el 27 de febrero de 1925, partió de este mundo Luis Alberto Besteiro. Con el se va una persona que había logrado cultivar las más valiosas de las valencias humanas. Un hombre que pasó por este mundo sumando amigos por todos los lugares por donde transitó haciendo de la bondad y la humildad el sello característico de su bonhomía.
Como muchos de su generación era hijo de inmigrantes que llegaron, en su caso, a Uruguay, para luego pasar a nuestra bendita tierra argentina donde continuaron su vida alumbrando nuevos hijos que formaron raíces muy sólidas en nuestra patria.
Mar del Plata fue su primer amor y el de su familia. Aquí lo atrapó el deporte. En él fue de los primeros federados con los que contó la Federación Marplatense de Atletismo al fundarse en 1945. Su ficha, la Nº12, le posibilitó llegar, como atleta del Club Nación, a recordista marplatense en sus años jóvenes en los 400 y 800 m y en la posta larga.
Los viejos y amarillentos recortes de la época registran algunas de sus actuaciones. Como aquella pérdida en el tiempo del 2 de setiembre de 1945 en un torneo realizado en el campo de deportes del Club Las Chilcas de Vivoratá donde ganó los 400 m. Esfuerzo deportivo por la tarde y premiación en la noche en una baile organizado en el mismo club. Cosas de otras épocas. El torneo “Horacio Abásolo” un clásico de entonces, organizado por su club lo vio ganador en las ediciones de 1945 y 46.
En éste ultimo año integró la delegación marplatense que intervino en el campeonato nacional para libres de la FECSYDA efectuado en la emblemática pista de GEBA, por esos tiempos la catedral del atletismo argentino. Allí fue medallista de bronce en la 4×400 junto a su hermano Roberto, Héctor Eslem Silguero y Antonio Pérez. En la delegación algunos próceres como don José San Esteban, presidiendo la misión, Letfala Abraham (Pívot) y Narciso Cabero como delegados y el inolvidable Justo Román en función de entrenador.
En 1947 Luis compitió en los I Juegos Deportivos Provinciales en la pista del Colegio Nacional de La Plata siendo subcampeón de 4×400 con la cuarteta que completaban Roberto Besteiro, Nicanor Folgado y Héctor Silguero..
Besteiro fue de los que podían testimoniar la historia misma del Parque Municipal de los Deportes, por entonces Campo, inaugurado el 9 de julio de 1944. Supo de las competencias en la vieja cancha de rugby, en la del interior del velódromo municipal y en los tiempos “modernos” de la reglamentaria de carbonilla y la posterior de sintético.
Ya residiendo en Miramar sobresalió por muchos años en las competencias de marcha atlética para veteranos donde fue campeón y recordista argentino y campeón sudamericano. Aun sus primados de 5 Km para atletas de 75 años y de los 10Km para los de 70 y 75 siguen vigentes.
Como olvidarlo en esta etapa de su vida llegando a Mar del Plata en su Citroen los domingos, día de las marchas mañaneras en una ciudad que llegó a tener cinco o seis competencias de 20 Km por año. Siempre con la compañía de su esposa para cumplir ese ritual de compartir con sus rivales (Linari, Cazabat, Alem, Cantero, etc) momentos de alegría junto a los estoicos jueces como Bergese, Kuhn, Raimondi, Jorge De la Canale o algunos próceres de la caminata como Fernando y Alberto Hidalgo o Ismael Yannnuselli y tantos otros que hoy escapan a la memoria.
Las competencias que muchas veces se hacían en aquel circuito de mil metros, hoy distancia oficial de la IAAF pero muchos años antes utilizado en Mar del Plata, frente al patinodromo, aprovechaban esa pequeña tribuna que alguna vez se construyó con sobrantes de materiales de las obras del Parque Municipal.
Por esos años estaban entre sus preferidas las marchas de Instituto Vecchio o los 30 Km de la Chapadmalal- Miramar que se hicieron a partir de 1984. Como espectador disfrutó sin dudas de la Copa Panamericana del 88 y los Juegos Panamericanos del 95. Por él alguna edición del provincial de marcha se hizo en Miramar.
Más allá de lo anecdótico del deporte, Luis Besteiro fue por sobre todas estas cosas una persona admirable que dejó en todos los que lo conocieron la impronta de sus invalorables virtudes. Un verdadero ejemplo que nos acompañará por siempre.
En lo personal siempre recordaré la generosidad de sus llamadas para comentarme alguna de mis notas en el Diario “La Capital”. No sabía que sus palabras eran una caricia en el alma en momentos difíciles.
Nos quedamos debiéndonos un encuentro, café por medio en alguna visita a Pinamar, donde lo llevaron los años finales de su existencia. Fue un ciudadano de un mundo que ya no existe y añoramos. Siempre lo recordaré y guardaré entre mis afectos de las grandes personas que conocí. Seguramente ya estará junto a sus seres queridos que le antecedieron y los amigos del deporte y de la vida. Don Justo Ernesto Román le debe haber recibido con un fuerte abrazo. Hasta siempre Luis. La hora del descanso ha llegado.
Por Rubén Aguilera.- Presidente Federación Atlética de la Provincia de Buenos Aires- Presidente del Círculo de Periodistas Deportivos de Mar del Plata