En 1878, a la edad de catorce años, Guillermo Pechmann registró su alta en el ejército y fue destinado a la guarnición del fuerte de Puán, sobre la frontera de Adolfo Alsina. Un año después hizo la campaña al Río Negro dirigida por Roca, y en 1880 participó de la expedición al Lonquimay, que culminó con la captura de Purrán en las márgenes del río Bío Bío. La siguiente es una semblanza de este famoso cacique Pehuenche, que el Teniente Coronel Pechmann publicó en su libro “El campamento”, donde narra los sucesos que vivió en la frontera durante la invasión final de los territorios libres indígenas y el violento exterminio de sus poblaciones:
“Altura 1,70 más o menos, muy grueso, casi lampiño, poco bigote sobre el borde del labio, cara redonda, ojos negros y de mirar simpático, tenía el pelo recortado sobre los hombros como cualquier gaucho, vestía camisa blanca, saco y chiripá de paño negro, calzoncillo cribao y botas de cañas, no muy largas, el sombrero se lo voló el viento al pasar el río, pero luego obtuvo uno de paja.
Poco después, Purrán fue conducido a Buenos Aires, pasando enseguida a Martín García, donde estuvo ocho años prisionero. He oído decir que una persona bien colocada gestionó y obtuvo la libertad del cacique, a condición de que éste le enseñara el lugar donde aparecía la veta de una mina de oro en el Neuquén, y de la cual era sabedor.
El cacique prometió llevar a su libertador a un paraje denominado Ranquilón, asegurando que allí la encontrarían. Obtenida la libertad se pusieron en marcha por el camino que sale de Mendoza, y un día llegaron a Chos Malal, donde por la noche alguien facilitó la fuga del cacique, quien, dos días después, cruzaba la cordillera solo y libre, camino de La Araucanía”.
*Museo de la Vida Rural de General Alvarado
