La mamá de la menor y su abogado brindarán este viernes una conferencia de prensa. Allí exigirán a la justicia mayor celeridad y precisiones en la causa. No avalan la posibilidad que se haya quitado la vida. Y se inclinan por participación de terceros para una muerte violenta.
La hipótesis del suicidio, que se instaló como una opción cuando se empezaban a cruzar la causa del hallazgo de restos de un cuerpo y la otra con la búsqueda de una menor desaparecida en esa zona, no parece cerrar. Mucho menos conformar a la familia de Iara Nardelli, que recibió el más duro golpe en las primeras horas de este jueves, con el contundente informe genético que confirmaba identidad de aquellos pocos huesos.
La figura de un crimen se instala y asoma cada vez más grande, desde la mirada de la querella y también de algunos investigadores, frente a un escenario que poco parece encajar con la posibilidad de una vida apagada por decisión propia. Y un cadáver del que falta casi todo desde el cuello hasta los pies, bajo la excusa inicial de una posible intervención de perros casi a nivel salvaje.
La fiscal Florencia Salas es, desde ayer, la única responsable de esta investigación. A su colega, Romina Díaz, solo le queda cerrar el expediente que a principios de este mes había abierto para averiguar el paradero de esta adolescente de 16 años que había cortado de manera abrupta el contacto con su madre y su entorno.
Ambas causas marcharon a la par desde la semana pasada, cuando un cuidador de caballos advirtió que en el enorme descampado de Brandsen al 10.000 había un cráneo humano. El rastrillaje ordenado por la justicia en ese predio permitió hallar también la mandíbula, una tibia y, a varios metros de los huesos, prendas y otras pertenencias que en ese mismo momento ya se pudo confirmar que pertenecían a Nardelli. Su madre, allí presente, lo ratificó.
Un nuevo repaso de ese terreno, metro a metro, se cumplió a principios de esta semana con participación de equipos especiales y a pedido de la familia de Iara. También con perros especializados en rastreos. No se pudo sumar ninguna nueva evidencia a la causa.
¿Dónde está el teléfono de Iara? La pregunta retumba y la repiten Mariela Quintanilla, mamá de la menor, y su abogado, Maximiliano Orsini. ¿Y su pantalón? ¿Y la otra ropa que llevaba? Si intervinieron perros para desmembrar el cadáver, cómo es que no aparecen más huesos y mucho menos ropas desgarradas. “Y manchas de sangre, que no hay en todo el terreno”, acotan.
Orsini, apenas conocido el análisis de ADN remitido por el laboratorio forense de la localidad de Junín, consideró poco lógico que se pretenda reducir esta muerte a una decisión propia de la adolescente. Desmiente que haya existido indicio alguno sobre la posibilidad de suicidio. “Se vio algo más propio de una escena del crimen plantada”, aseguró al portal Ahora Mar del Plata.
Por eso y mucho más se inclinan por una hipótesis mucho más violenta y sobre la que se explayarán este viernes, cuando realicen una conferencia de prensa que habían programado mucho antes de que se confirmara que los restos hallados certificarían la muerte de Iara.
Frente a esos micrófonos se espera que la mamá de la víctima reclame una acción más contundente de la justicia y la policía para que se determine la causa de muerte. No solo cómo murió Iara sino también la posible participación de terceros y en qué contexto. Por supuesto, también con qué móvil u objetivo.
En tal sentido han agitado a los investigadores para acelerar la búsqueda de datos. Piden informes de llamadas telefónicas realizadas desde el teléfono de Iara, que sigue sin aparecer. También la activación de antenas que permitan determinar dónde funcionó hasta que alguien lo apagó. Además cámaras de seguridad, públicas y privadas, para ubicarla y reconstruir sus pasos. Hay un rompecabezas para armar. Y otra muerte en Mar del Plata. ¿Violenta? Le toca responder a la justicia.(Fuente ahora mar del plata)