Quizás nunca te encontré, y quizás nunca te encuentre. Sin embargo, lo que jamás pude decirte fue cómo decirte ‘te quiero’.”
Te quiero, aunque en vos no encontré amor. Quién sabe por qué no fui correspondido, por qué no supiste mirarme con los mismos ojos. La cobardía de no confesarte lo que siento es la cruz que cargo en silencio.
Te quiero aún, aunque en silencio. Prefiero un amor callado antes que el peso de un rechazo.
Si no hay amor, entonces es mejor que no haya nada. Te miro de lejos y me parece verte caminar con esa falda de colores y tu cabello atado con esa despreocupación tan tuya, tan única. Y, mientras te observo, tu figura se deshace, como arena que escapa entre los dedos.
Nos cruzamos, nos miramos y, en silencio, me despedí con un simple “mejor vete… aunque eres mi amor y mi vida.”