La empresa de colectivos Costa Azul aplicó este viernes un nuevo aumento en el valor del pasaje, que ronda el 12%, afectando una vez más a miles de usuarios que dependen de este servicio para trasladarse entre Miramar, Mar del Plata, Otamendi, Batán y otras localidades de la región. Es un nuevo golpe al bolsillo de estudiantes, trabajadores y jubilados.
A seis meses del último ajuste tarifario, el Ministerio de Transporte de la provincia de Buenos Aires dispuso a través de la Resolución 140/2025 una actualización de las tarifas mínimas y bases por kilómetro para los servicios interurbanos. Este nuevo cuadro tarifario, según la normativa, se basa en el índice de inflación del Gran Buenos Aires medido entre octubre de 2024 y enero de 2025.
Con esta suba, el pasaje entre Miramar y Mar del Plata pasó de $5.000 a $5.600, cuando en diciembre de 2023 costaba $1.500. Un aumento de más del 400% en tan solo un año y medio, muy por encima de la inflación acumulada y totalmente desfasado respecto de los ingresos reales de los usuarios.
Tarifas actualizadas:
- Miramar – Mar del Plata: de $5.000 a $5.600
- Chapadmalal (UT): de $3.300 a $3.700
- Playa Chapadmalal: de $2.300 a $2.600
- Otamendi: de $4.200 a $4.700
- Batán: de $1.800 a $2.000
- El Boquerón: de $2.600 a $2.900
- La Polola: de $3.200 a $3.600
- La Ballenera: de $4.900 a $5.500
Mientras tanto, la jubilación mínima nacional se ubica hoy en $366.481,75 (incluyendo el bono de $70.000). Un monto que no cubre ni una canasta básica total.
El transporte público —que debería garantizar derechos y conexión entre comunidades— se vuelve día a día un lujo inaccesible.
¿Y los que deberían representar?
Mientras algunos sectores disfrutan los beneficios de una ingeniería financiera pensada para pocos, la mayoría de la sociedad queda afuera: sin tarifas accesibles, sin aumentos reales en sus ingresos y sin representación política que interprete este hartazgo. Esta semana, una vez más, el Congreso no logró avanzar con una mejora para jubilados porque la supuesta oposición no quiso dar quórum.
La resignación avanza. El gobierno lo sabe, y mientras tanto la fiesta sigue: para pocos, claro.
