Tras varios días de tensión, asambleas y amenazas de paro, el Gobierno de Javier Milei dio marcha atrás y anunció este domingo un importante aumento salarial para los médicos residentes del Hospital Garrahan. A partir del 1 de julio, los residentes pasarán a cobrar $1.300.000 mensuales, frente a los $797.000 actuales. La suba representa un incremento nominal cercano al 63%, aunque el Gobierno lo presenta como un aumento del 30% sobre una suma adicional.
El ajuste se aplicará mediante una ampliación de la suma que transfiere directamente el hospital a sus residentes, que pasará de $200.000 a $500.000.
La medida fue celebrada por los trabajadores, pero no estuvo exenta de polémica. El comunicado difundido por el directorio del Garrahan, redactado bajo supervisión de la Casa Rosada, intentó deslegitimar el reclamo al afirmar que el aumento “no fue producto de medidas de fuerza guionadas por la militancia kirchnerista”. La frase fue rechazada por sectores del personal de salud y organizaciones sociales, que habían respaldado la protesta.
Además, el comunicado oficial ratifica que continuará la auditoría interna en el hospital, en línea con la política de ajuste del Gobierno nacional: “Estamos erradicando los desvíos presupuestarios y gastos superfluos”, afirma el texto.
La tensión había escalado en las últimas horas con los residentes movilizados y en pie de lucha por mejores condiciones laborales y salarios que superen la línea de pobreza. Aunque el Gobierno había solicitado suspender las medidas de fuerza por 48 horas, finalmente cedió ante la presión del conflicto.
Con este giro, el caso del Garrahan se convierte en un ejemplo del impacto social del ajuste, pero también marca un límite político para el oficialismo frente a protestas organizadas y con respaldo creciente en la sociedad.
