Probablemente ninguna. Siempre va a quedar algo en el tintero, como se decía cuando las cartas se escribían a mano. Hoy quedará en el teclado, pero el corazón sigue siendo el mismo.
Ser papá fue, es y será el mejor título que tengo. Con errores, claro… porque nadie enseña a ser padre. No hay escuela ni manual. Solo el amor, las ganas y ese instinto que se despierta desde el primer llanto, desde la primera mirada.
Ser papá no se explica, se siente.
Y ese amor que se siente… es imposible de poner en palabras.
¡Feliz día a todos los padres que caminan con amor este rol tan inmenso!