Porque mientras la gente vive en 2025, la política parece anclada en otro siglo.
Con la elección desdoblada y el cierre de listas cada vez más cerca, General Alvarado entra en una especie de túnel del tiempo donde los armadores políticos se mueven entre pasillos, cafés y chats, más preocupados por nombres y posicionamientos que por conectar con el presente real de la comunidad.
El oficialismo local —que aún no mostró sus cartas— se debate entre los tres sectores que componen hoy Unión por la Patria. Lo curioso es que, mientras el vecino piensa en cómo pagar la luz, llenar la heladera o vender algo en un comercio vacío, dentro del Ministerio del Tiempo político local se sigue discutiendo quién va primero, quién encabeza y quién se acomoda detrás. Como en una serie que se emite por entregas, cada capítulo suma intrigas, pero todavía nadie sabe cómo termina esta historia.
Del otro lado, el intento de armado entre La Libertad Avanza y el PRO también está lleno de incógnitas. ¿Quién conduce el espacio en General Alvarado? ¿Sánchez Charro o Martínez de Vedia? Cada uno con su propia estructura, pero sin un acuerdo firme, este capítulo también sigue inconcluso. Mientras tanto, los vecinos siguen sin una propuesta concreta que hable de lo urgente.
En cambio, el radicalismo parece haber salido, aunque sea un poco, del túnel del tiempo. Todo indica que evalúan dos caminos: o rearman la clásica Lista 3, o construyen un nuevo espacio de centro junto a sectores del PRO no alineados con LLA y peronistas dialoguistas como los que siguen a Monzó.
A este tablero se suman los vecinalistas, que siempre juegan su propia partida. Bichi Battione y su URGA se mantienen activos; Juan López reapareció con Es Ahora Alvarado; y una tercera figura, aún sin sello propio, confirmó alianza con Democracia Progresista, como se informó hace un mes en medios locales.
El panorama político local, entonces, se parece bastante a ese Ministerio del Tiempo donde se abren puertas a otros momentos, pero cuesta encontrar la que conecta con el presente. Días de rosca —no de Reyes precisamente— se vienen por delante. Con mucho ruido, muchos capítulos… y como suele pasar, pocas nueces.