Por Pablo Menéndez.- La campaña local entra en su recta final: faltan apenas 20 días para las elecciones y menos aún para el cierre previsto el viernes 5. En este corto trayecto, lo que más se ha visto hasta aquí son memes, chicanas, noticias falsas y un bastardeo constante entre candidatos.
De propuestas, poco y nada. Lo que circula son frases generalizadas, fáciles de soltar y difíciles de sostener: “quiero lo mejor para General Alvarado”, “vamos a mejorar la calidad de vida de los habitantes”. Y la pregunta que surge es inevitable: ¿quién no quiere eso? Lo realmente importante no es la declaración de buenas intenciones, sino cómo se piensa lograrlo y con qué herramientas concretas.
Hasta ahora, lo que prevalece es más discurso de buena voluntad que un plan serio, sólido y argumentado.
A esto se suma un dato inquietante: una sociedad que parece cada vez más apática frente a las urnas. Según estimaciones, si en General Alvarado vota apenas un 55% del padrón, no se superará la línea de los 23.000 electores. El promedio histórico ronda el 73%, lo que implicaría unos 5.000 votos menos (o incluso más) respecto a otras elecciones. Una merma significativa en un padrón de 41.000 habilitados.
Frente a este escenario, la gran incógnita es cómo piensan las distintas alianzas seducir al electorado. Hasta aquí, la estrategia predominante ha sido la de ensuciar al adversario: difamaciones, noticias falsas, insultos. Difícil creer que sea la fórmula adecuada.
Lo que se necesita son ideas, no diagnósticos ni agravios. El diagnóstico ya lo conocemos: los vecinos lo viven día a día. Lo que hace falta son propuestas concretas que den aire, que despierten interés, que inviten a participar.
Aún quedan días de campaña. Quizás, en este tramo final, los candidatos se animen a hablar de proyectos y no de personas. Ojalá logren encontrar la inventiva que se necesita para que la sociedad despierte el próximo 7 de septiembre con ganas de elegir y no solo con el hastío de votar.
