Editorial.- Los resultados del último domingo dejaron algo más que porcentajes. Dos espacios centrales en el distrito, Fuerza Patria y La Libertad Avanza, sintieron el impacto directo del voto. Entre internas, silencios y reacomodamientos, comienza otra etapa.
El golpe de Fuerza Patria
Fuerza Patria (FP), este ultimo domingo, tanto a nivel provincial como local, sufrió un golpe fuerte luego de las elecciones del 7 de septiembre, cuando el oficialismo local logró imponerse por un margen muy ajustado.
A nivel provincial, FP castigó a La Libertad Avanza (LLA) con más de 15 puntos de diferencia, poniendo en jaque al gobierno de Milei.
Desde entonces, el espacio eligió el silencio. Sus principales dirigentes en cada región dosificaron la campaña, mientras Milei, con apoyo externo del gobierno de Trump, buscaba recuperar terreno. En ese camino, Espert quedó fuera de las listas y Santilli apareció en escena.
FP, por su parte, siguió mostrando su interna a cielo abierto, una disputa que ya venía de larga data. En esta misma columna lo había anticipado: el desorden interno y la falta de conducción eran visibles.
Hoy, con los resultados sobre la mesa, esa interna estalló. Los pases de factura se multiplican y la ausencia de autocrítica deja un escenario complicado.
Cristina Fernández, con su condena domiciliaria, por más influencia que conserve, no puede conducir un peronismo desde San José 1111.
Su hijo Máximo, con su agrupación, sigue más en modo resistencia que en construcción, y ese camino lo llevará —inevitablemente— hacia una minoría intensa, con escasa incidencia real.
El massismo, en tanto, deberá replantearse si está dispuesto a acompañar o si buscará ampliar su estructura para ganar peso propio.
Y el incipiente movimiento “Derecho al Futuro”, impulsado por laderos de Kicillof, que el 7 de septiembre parecía ganar predicamento, retrocedió casilleros con la derrota, exigua, pero derrota al fin.
El peronismo, una vez más, necesita un conductor. Pero hoy no lo tiene. ¿Lo tendrá? Usted, amigo lector o lectora, dirá. Por ahora, yo no avizoro nada. Al contrario
La sopa libertaria
En el otro frente, dentro de La Libertad Avanza, el domingo también movió el tablero.
Con el triunfo ajustado de Diego Santilli frente a Jorge Taiana, era de manual que el concejal Sánchez Charro iba a “tomar sopa”. Como decía mi viejo: “tomó sopa el enfermo”.
Hasta el 7 de septiembre, Charro observaba la política desde la vereda de enfrente. Quien realmente manejaba los hilos dentro del espacio era el concejal electo y jefe de Anses Miramar, Nicolás Martínez de Vedia, que había quedado a tan solo 200 votos del oficialismo local, consolidando su liderazgo.
Pero el destino —siempre caprichoso— tenía una jugada más. La baja de Espert y la irrupción de Santilli reacomodaron todo. Charro, con buena relación con el reelecto diputado, viajó a La Plata, se reunió, y volvió a armar.
El domingo, fiscalizó con su gente y su presencia fue activa. Su alineamiento con Santilli encendió alarmas dentro del espacio libertario.
Entre los libertarios más duros lo tildan de “traidor”. Sospechan que se guardó en la elección anterior, que no renovó su banca adrede y jugó “a media máquina” en septiembre.
El triunfo de Santilli lo reposiciona y lo muestra nuevamente en movimiento, mientras Martínez de Vedia observa atento.
Y como suele pasar en política, cuando alguien vuelve a tomar sopa, otro empieza a sentir hambre.
El nuevo tablero
Las urnas dejaron algo más que porcentajes. Dejaron reacomodamientos, heridas abiertas y nombres en movimiento.
Lo que viene será decisivo. Porque después de las urnas, el verdadero juego recién empieza.


