Por Pablo Menéndez.- En tiempos donde vale todo, el periodismo su rol es fundamental para informar y no desinformar, cosa que vemos a diario en algunos medios, y no conforme con eso, hablan en potencial en denuncias no comprobadas que expone a funcionarios ante la sociedad sin prueba alguna, y se profundiza más aún que no son capaces de firmar una nota, que es lo mínimo de la responsabilidad en dar una opinión.
La práctica del periodismo sigue procedimientos profesionales en cada una de sus fases. La recolección de los datos, la verificación de los hechos, la confrontación y el contraste de fuentes de información, la redacción, la corrección idiomática, entre otras tareas, obedecen todas a parámetros universales que corresponden a los principios del periodismo.
El periodismo debe respetar la ley y los derechos humanos. En el fondo de todo el trabajo periodístico está la ética: “como el zumbido sigue al moscardón”, en palabras del Nobel Gabriel García Márquez. La ética es un requisito de la calidad, son los valores con los que el medio de comunicación y en particular el periodista rotula el ejercicio profesional.
Al sensacionalismo se puede llegar con las mejores prácticas profesionales, incluso sin trasgredir las leyes pero ¿será ético exagerar una información de denuncia no realizada, ni comprobada?
Divulgar rumores, filtrar información sin confirmar, es antiético. Esta frase, me lleva a pensar que es lo que hace un medio local, que se jacta de ser imparcial, subir una noticia sin chequear, sin consultar a las fuentes, solo lo hace para hacer daño, y provocar una condena social sin antes verificar la veracidad de los hechos.
“Para ser periodista hace falta una base cultural importante, mucha práctica, y también mucha ética. Hay tantos malos periodistas que cuando no tienen noticias se las inventan“. G.García Marquez